Su casa es como conocer por dentro el apartamento de Freddy Krueger, el habitante de las pesadillas de la calle Elm. Eso sí, todo en un perfecto estado de orden y limpieza: hay mesas de tortura del siglo XVIII, con los instrumentos adecuados para extraer vísceras y taladrar osamentas; más allá se levanta, a tamaño real, un consultorio médico de principios del siglo XX, lleno de botellitas de boticario y jeringas de vidrio, pedazos de cráneos y tejidos encapsulados en resina que bien podrían servir de pisapapeles, todo esto adornado con carteles de películas de terror o suspenso y series famosas de la televisión. Por ejemplo, se destaca uno de Dr. House autografiado por el elenco de la serie. “En las primeras temporadas de House utilizaban mucho mis cosas. Y un día me aparecí en el set y, empezando por Hugh Laurie, todos firmaron el cartel. Y pensar que esas cosas eran cosas para botar”.
martes, 7 de agosto de 2012
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