A los pocos días, un conocido lo visitó en busca de alguna cosa que le sirviera como utilería para el piloto de una serie que estaba produciendo y que trataría temas sobre investigación con base en autopsias y rastros de ADN. Herrera lo llevó hasta el despelote de su garaje y le mostró lo que tenía. Su amigo no podía creer lo que estaba viendo y le ofreció 10.000 dólares por la mayoría de los objetos que reventaban el depósito.
“Cuando me dijo la oferta, yo la rechacé. Aunque parecía basura, había muchas cosas que no podía vender por tan poco”. Por ese entonces, no tenía la menor idea de las cantidades que se manejaban en el negocio de la televisión. Su amigo, que se convertiría en uno de los productores de la serie de la NBC Crossing Jordan, para la cual sería destinada toda la utilería, le respondió del mismo modo que si le estuviera revelando la ubicación exacta del santo grial: “No, Vidal, son 10.000 dólares por alquilarlos una semana”.
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